jueves, 11 de octubre de 2012

Y para cenar, verduras...



Hoy es un día de esos en que me gusta recordar fantasías que nunca ocurrieron, como la que disfruté contigo.
Es la historia de un día, del instante posterior a la tarde sin entrar aún en la noche, de ese día en que una vez más hicimos el amor, eso que nos parecía prohibido además de imposible.
No sé si recuerdas, pero tras hacerlo te quedaste en la cama, relajada, rendida, exhausta y satisfecha. Yo sólo me pude quedar un ratito junto a ti, cosa que sabes que me gusta, pero me tenía que marchar, pues lo prohibido es lo que tiene… Así que me vestí, despacio, mirando tu cuerpo desnudo sobre la cama, sin creerme que yo pudiese disfrutar de él, hasta que una vez vestido, me incliné sobre ti, besé tus labios expuestos y te dije que me marchaba. Tú te quedaste en la cama descansando, hasta que las obligaciones te hicieron volver a la realidad.