La primera parte de esta
historia acabó cuando Mamen, mi sexy y caliente compañera de trabajo, y yo,
retomábamos el viaje en coche para ir a la boda de su estúpida prima. Acababa
de hacerme una mamada increíble dentro del túnel de lavado, por lo que tanto mi
coche como mis bajos iban limpios y secos. Sin embargo, Mamen, dado que su
vestido rojo de tipo sirena no me dejó acceder a su entrepierna, seguía
caliente. Es más, me había dicho que tenía una deuda con ella, una deuda de
orgasmo y que se cobraría cuando ella quisiera.
Teníamos una hora de
camino hasta llegar a la iglesia. Durante el trayecto alguna que otra vez
pensaba en cómo se cobraría la deuda Mamen y la miraba. Sus pechos destacando
apretados por el vestido rojo en su delgado cuerpo, su pelo rubio recogido con
las mechas colgando a los lados, sus ojos azul claro que me derretían, sus
labios carnosos y su lengua, que me sacaba graciosamente cada vez que me
pillaba mirándola, junto a ir pensando en la deuda, hacían que me mantuviese
caliente, pero a la vez concentrado en la carretera, no habría estado bien
dejar volar mi mente y tener un accidente.