Hoy me he cruzado
contigo. Apenas si me has mirado y has pasado de mí, como si no me conocieras,
como si no hubiésemos vivido una gran historia juntos. Tal vez ahora tenga tu
indiferencia, pero hay recuerdos que nunca podré olvidar, que nunca me podrás quitar…
Recuerdo el momento en
que nos conocimos, la forma en que tus ojos se clavaron en los míos, mientras
los míos no podían dejar de mirar a los tuyos. Me cautivaron con su color verde
que destacaba más gracias a tu rizada melena cobriza. Sentí cómo tu mirada me
recorría, pero la mía no era menos. Me entretuve en mirar tus finos labios que
imaginé agradables y húmedos para besar. Bajé mi vista hasta tus zapatos, para
subir repasando tus estilizadas pantorrillas hasta llegar a medio muslo, donde
una minifalda de tono marrón no me dejaba ver hasta la curva de tus caderas.
Una fina cintura se apreciaba bajo el comienzo de tu verdosa camiseta de
tirantes, que terminaba en un generoso escote, el cual dejaba apreciar dos
pechos generosos. Para acabar mi recorrido, unos sexys hombros y un cuello que
daba ganas de lanzarse sobre él para lamerlo y mordisquearlo. Te observaba relamiéndome
los labios mientras vi cómo el deseo se apoderaba también de ti, pues te
mordisqueabas el labio inferior.