En la primera parte de
esta historia contaba cómo me lié con mi compañera Mamen en una cena de
trabajo, y por supuesto cómo follamos apasionadamente en los aseos del
restaurante donde tenía lugar la cena. Dejé la historia en el punto en que,
tras la cena, ella y yo íbamos en un taxi a su casa sin que nuestras manos y
nuestras bocas parasen quietas en el asiento de atrás.
Tras ir pegándonos el
lote así en el taxi, con alguna que otra mirada del taxista por el retrovisor,
llegamos por fin a su casa. Pagué el taxi y bajamos. Llegamos al portal. Mamen
sacó las llaves de su bolso y abrió la puerta mientras yo no veía el momento de
llegar a su casa y volvérmela a follar.
Entramos y fuimos al
ascensor, pero no lo pudimos usar porque de la puerta colgaba un cartel de no
funciona. Nos dirigimos hacia las escaleras. Nos sacamos loa abrigos y ella
empezó a subir delante de mí. Yo desde atrás podía ver sus zapatos de tacón,
sus piernas y el movimiento sexy de sus glúteos según iba subiendo. Cada vez me
ponía más caliente y Mamen seguro que lo sabía porque contoneaba más sus
caderas, mmmm. Al final no me pude aguantar y me acerqué a ella por detrás
subiéndole el vestido hasta la cintura.
- Ahora sí que te veo
bien. – Le dije entre risas.
Ella se rió mientras
seguía subiendo delante de mí, hasta que llegó al rellano del tercer piso ante
mi atenta mirada, que no perdió de vista ni un instante el movimiento de su
soberbio culo casi desnudo. Avanzó por el pasillo delante de mí hasta que se
puso delante de su puerta y abrió. Entramos. Cerramos la puerta y de nuevo la
besé apasionadamente. Me traía loco Mamen, hacía tiempo que no deseaba tanto a
nadie. Pero es que su alegría, su frescura, y también su sensualidad eran
contagiosas.
Me cogió de la mano y
me llevó con ella al salón. Entramos y llegamos al sofá. Una vez delante de él
me empujó. Caí sentado sobre él y me dijo que esperase. Se sacó los tacones
para no hacer ruido y descalza se marchó. Al poco volvió con un plato con
empanadillas y me dijo:
- No va a pasar nada
porque comamos un poco, ¿verdad?
Le sonreí y asentí. Nos
comimos un par de empanadillas cada uno hasta que apartó el plato y se volvió a
marchar. Al cabo de un instante apareció con dos copas en una mano y una
botella de cava diciendo:
- ¡Es hora de seguir la
fiesta!
Me pasó la botella. La
cogí y no sin esfuerzo la abrí, volando el tapón por los aires. Al menos no le
di a ella. El cava saltó cayendo sobre el sofá y sobre el suelo. Mamen llevó
las copas a la boca de la botella y las llenó. Dejé la botella sobre la mesa de
café y me acercó una. Brindamos con ellas mientras yo decía:
- ¡Por el increíble
cruce de caminos que nos ha juntado esta noche!
Tras bebernos las copas
limpié con pañuelos de papel los restos del cava que había caído. Ella volvió a
llenar las copas y se abalanzó sobre mí. Sin dejarme tiempo a reaccionar fue
desabrochando los botones de mi camisa, uno tras otro. Luego desabrochó la
correa, los botones del pantalón y estiró de él para abajo. Me sacó los
zapatos, los calcetines y por último el pantalón, quedando yo tan sólo con el
bóxer.
Me levanté y fui hacia
ella. Cogí la cremallera de su vestido y con cuidado se la bajé mientras
acariciaba su espalda. Una vez bajada Mamen se sacó un tirante deslizando el
brazo por él, luego el otro. Ahora ya podía deslizar su vestido hacia abajo y
lo hice, sacándoselo por los pies. Quedó ante mí con su sujetador y tanga
negros únicamente. Pero no pensaba dejárselo puesto mucho tiempo. Así que le
desabroché el suje y ella se lo sacó de espaldas a mí. Le di la vuelta y por
fin pude admirar sus pechos. Grandes, firmes, redondeados, con los pezones
duros y desafiantes. Quería besarlos, lamerlos, mordisquearlos, mmmm.
La abracé y la besé de
nuevo. Con mis manos en su espalda desnuda miré sus apasionados ojos azules y
la volví a besar, jugamos con nuestras lenguas una vez más. Separé mis labios
de los suyos para empezar a lamer la piel de su cuello descendiendo con mi
lengua hasta sus hombros. Continué bajando con mi lengua por su pecho. Ascendí
con ella por su teta derecha, llegando al pezón que mordisqueé. Descendí y subí
a su otra teta, besé su pezón y también lo mordisqueé mientras Mamen gemía,
mmmm.
Me separé de ella
tumbándola en el sofá. Levanté sus piernas para sacar el tanga y lo hice con
suavidad. Una vez totalmente desnuda y tumbada Mamen cogió su copa alzándola
para brindar de nuevo. Brindamos con las copas. Mientras ella bebía yo pensé
una forma mejor de beber. Acerqué la copa a su pecho y ante su sorpresa la
volqué. El cava empezó a deslizarse por sus tetas. Descendía por su abdomen y
llegaba a su entrepierna, pasando por el poco vello que tenía en su monte de
Venus. Llevé de nuevo mis labios a su pecho y bebí así el cava con sabor a su
deliciosa piel. Limpié bien una teta, luego la otra, entre gemidos placenteros
de ella. Bajé lamiendo por su abdomen hasta llegar a su vello. Seguí el
descenso y lamí hacia abajo toda su rajita mientras ella volvía a gemir, mmmm.
Volqué lo poco que
quedaba de cava sobre su vello. Mi lengua lo iba recogiendo según caía por su
rajita llevándomelo a la boca para tragarlo. ¡Exquisito!, mmmm. Sequé bien todo
su coño con mi lengua dejándoselo bien limpio, pero no paré ahí. Dejé mi copa
vacía en la mesa y con mis manos abrí los labios de su coño viéndolo brillar,
mojadito de nuevo. Acerqué mi lengua y se lo lamí otra vez. Empecé a subir y
bajar por mi lengua por toda su raja mientras Mamen daba ligeros gemidos, mmm,
mmm. Llegué hasta arriba del todo y me encontré con su clítoris endurecido. Lo
froté una y otra vez con mi lengua a la vez que empezaba a meter y sacar un
dedo de su coño, mojado de nuevo, dentro, fuera, dentro, fuera, mmmmm. Cada vez
se mojaba más con el tratamiento que le daba. Me encantaba esta mujer cada vez
más por lo caliente que era.
Así seguí un rato
dándole placer a su clítoris y metiendo y sacando mi dedo de ella, luego dos
dedos, más, más…, hasta que sus gemidos se hicieron más profundos. Entonces
Mamen separó mi cabeza de su coño empapado y me hizo levantar. Se incorporó y
con sus manos me bajo el bóxer, sacándomelo yo con los pies. Mi polla de nuevo
dura por la excitación de la comida de coño saltó dura según me tiró del bóxer.
Cogió su copa, que había dejado a medio beber, y la acercó a mi polla. Con la
otra mano me la metió en su copa diciendo que ella también lo quería saborear
así. Las burbujitas del cava me hacían cosquillas en el capullo, mmmmm.
Tras remojarme bien la
polla en la copa, la sacó y empezó a lamérmela con su lengua, subiendo y
bajando por todo el tronco, para a continuación, abrir sus labios y metérsela
en la boca, poco a poco, hasta donde pudo tragar. Empezó a hacerme así una
estupenda mamada, sus labios subiendo y bajando apretando mi polla, que entraba
y salía de su boca al ritmo que ella marcaba. Yo gemía con el placer que me
daba, mmm, mmmmm. Cuando le pareció se la sacó de la boca y volvió a acercar la
copa para volverla a mojar, repitiendo la operación. La sacó de la copa y la
lamió. Se la metió en la boca y me estuvo mamando otro rato mientras yo iba
gimiendo por su placer, mmmmmm. De nuevo repitió el proceso, y así estuvo hasta
que apenas quedó cava en su copa. Mi polla estaba superdura, iba a reventar,
pero ella no dejaba de mamármela. Su boca subía, su boca bajaba por toda mi
polla, una y otra vez. Se la tragaba casi entera, a su vez con una mano
acariciaba mis huevos mientras con la otra masturbaba la parte de mi polla que
no estaba dentro de su boca. El placer que me estaba dando era inmenso, mmmmm,
tanto que o paraba ya o no iba a tardar en correrme, mmmmm. Pero yo no quería
correrme aún, quería volvérmela a follar, así que apartando su boca de mi polla
dura le dije:
- Si no paras ya me voy
a correr en tu boca, y quiero metértela bien hondo de nuevo, mmmm.
- Y yo quiero que me
llenes el coño de nuevo con toda tu polla. – Me contestó ella mientras se
echaba para atrás a lo largo del sofá abriendo sus piernas y quedando bien
ofrecida.
No lo dudé y me
arrodillé en el sofá delante de ella. Con la mano apunté mi capullo en su
agujero y empujé entrando un poco, mientras Mamen daba otro pequeño gemido,
mmm. Como la posición no era cómoda pasé mis manos por debajo de su culo y
mientras la sobaba la alcé. A la vez que la levantaba empuje de golpe y le metí
toda la polla en su coño, mmmmm, mmmmm, gemimos de nuevo. Así cogida del culo e
inclinada empecé a follármela. Empujaba adelante y atrás metiéndole toda mi
polla hasta que los huevos chocaban con ella.
Cada vez yo empujaba
más fuerte. Metía y sacaba toda mi polla de su coño caliente y mojado,
escuchando el típico sonido del chapoteo de sus fluidos según mi polla dura
entraba y salía, mmmmm. Bombeaba sin descanso, polla dentro, polla fuera,
dentro, fuera, dentro, fuera, mmmmm, mmmmm, mmmmm. Estábamos disfrutando los
dos de verdad, mmmm. Empecé a acelerar mis movimientos. Mi polla entraba y
salía de ella cada vez más rápido, nuestros gemidos salían más cercanos, mmm,
mmmm. Con mis embestidas el sofá temblaba, y el cuerpo de Mamen se movía hacia
delante y hacia atrás sobre él, una y otra vez, mmmm, hasta que en una embestida bastante fuerte,
se oyó un golpe.
- ¡Ay! – Gritó Mamen. -
¡Joder! Vaya golpe me has dado, ¡hay sitios más cómodos!
- Lo siento. – Le
contesté yo.
Entonces ella me apartó
y me echó para atrás. Se levantó del sofá y desnuda salió del salón
desapareciendo por el oscuro pasillo. Yo esperé un momento pensando que habría
ido a echarse agua en la cabeza, pues era lo que se había golpeado contra el
brazo de madera del sofá. Pero como no volvía decidí ir a buscarla yo. Avancé a
tientas, desnudo y con mi polla apuntando al techo por el oscuro pasillo. Al
final llegué a una puerta y tanteando encendí la luz de una habitación.
Me encontré con la
visión de Mamen sobre su cama con el nórdico echado hacia atrás. Estaba con
tumbada boca arriba, con las piernas abiertas al máximo y masturbándose
furiosamente.
- Venga. – Me dijo. –
Acabemos lo que hemos empezado.
- Por supuesto. – Le
contesté. – Aquí en la cama lo único que te voy a romper es ese coño caliente y
chorreante que tienes.
Me subí a la cama
masturbando mi polla, aunque realmente no hacía falta para mantenerla bien
dura, puesto que estaba durísima. Ella dejo de masturbarse y apartó sus manos
quedando libre y bien abierta de piernas para mí. Me acerqué a ella. Cogiendo
mi dura polla con la mano, le golpeé con el capullo un poco en su clítoris para
después frotarlo a izquierda y derecha, mmmmm.
Pero su mirada me decía
que quería polla y eso hice apuntando el capullo en su puerta. Apoyé mis manos
sobre la cama a ambos lados de ella. Se la metí despacio esta vez, sintiendo
profundamente la penetración, poco a poco, hasta que estuvo toda dentro, mmmm.
Entonces empecé a bombear nuevamente. Lo fui haciendo despacio, temiendo que
con tanta excitación me corriese rápidamente. Metía mi polla despacio y la
sacaba algo más rápido. Se la volvía a meter despacito, y para fuera un poco
más rápido. Ella gemía, mmmmm, yo gemía, mmmmm.
Me incliné sobre ella
para poder lamer sus pechos antes de la acometida final. Un buen lametón a cada
uno, para luego besarla con avidez. Después me volví a lazar y la follé con
todas mis fuerzas. Empecé un rápido y potente mete saca. Metía mi polla y la
sacaba de su empapado coño, mmmmm, una y otra vez, cada vez más rápido, dentro,
fuera, mmmm, mmmm, cada vez más fuerte, dentro, fuera, mmmmm, mmmmm.
Suspirábamos los dos, jadeábamos, nuestra respiración cada vez más acelerada,
nuestros gemidos más fuertes y más seguidos, mmmm, mmmm, mmmmmm. Le metía mi
polla con tanta fuerza que parecía que se la quería sacar por la boca, mmmmm,
no iba a aguantar mucho más así, notaba la cercanía del orgasmo, metiendo y
sacándosela, fuerte, metiendo y sacándosela, mmmm, mmmmm.
- Ufffffff, no voy a
aguantar mucho, mmmmm, mmmmm. – Le dije entre gemidos.
Una vez dicho esto
Mamen alzó su pelvis y sus piernas, pasando estas por detrás de mi espalda,
entrelazándolas como para que no me escapase y me dijo:
- ¡Vamos! Sigue así,
sigue rompiéndome el coño con esa fuerza, hasta que me lo des todo. Porque
quiero que me lo des todo, que me vuelvas a llenar el coño con tu leche
caliente, mmmmmm.
Tras escuchar esto, no
pude aguantar más de tres o cuatro embestidas y empecé a correrme disparando
mis chorros en su interior, mmmm, gritando:
- Siiiiiiiiii, me
corrooooooooo, siiiiiiiiii. Yaaaaaaaaaaa. ¡Toma mi leche siiiiii! ¡Aaaaaaaaaah!
Toda calentita para ti sí, ufffffff. ¡Siéntela! Aaaaaaaaah.
- La siento sí. – Me
contestó ella. - ¡Qué rica! Mmmmmm, mmmmm, mmmm, calentita siiiiiiiii. Pero
ahora no pares, sigue moviendo tu polla en mi coño, que estoy a punto. ¡No te
pareeeees! Ufffff.
Le hice caso y seguí
metiendo y sacando mi polla de su coño excitado aunque mis disparos ya se
habían acabado, pero ella se lo merecía. Estuve moviéndome, metiendo y sacando
mi polla un poco más. Unas embestidas más y entonces Mamen arqueó su cuerpo con
fuerza. Apretó sus piernas contra mí por lo que yo la embestí con más fuerza mientras
ella alcanzaba su orgasmo.
- ¡Me corroooooo! –
Gritó Mamen. – Siiiiiii. ¡Ya! Me corro, me corro, me corro, ufffffff.
¡Aaaaaaaaaah! Siiiiiiiiiiiiiii. ¡Diooooooooos qué intenso! Mmmmmmmmm.
Y entre temblores de
piernas y jadeos se corrió mientras yo notaba como mi polla se mojaba en el
interior de su coño, futo de sus fluidos y de los restos de mi corrida, mmmmm.
Sin duda que fueron unos buenos orgasmos. Tardamos un rato en recuperar la
respiración, poco a poco, hasta que nos relajamos. Saqué mi pene ya no tan duro
de ella y me eché a su lado, sobre ella, boca abajo. Nos besamos como se besan
los que han disfrutado al máximo y nos quedamos así un rato abrazados
comentando lo fabuloso que había sido todo.
Un rato después Mamen
se alzó un poco para alcanzar el nórdico y lo echó sobre nosotros, tumbándose
de nuevo. Apagó la luz y no creo que tardásemos en quedarnos dormidos rendidos
por el esfuerzo. Había sido una noche fantástica y algo salvaje. Mucho sexo y
alcohol. Seguro que al despertar al día siguiente tendríamos resaca, al menos
yo, que hacía tiempo que no bebía así, pero sin duda había merecido la pena.
Mamen era una mujer fantástica. Al final había sido una buena decisión ir a la
cena. Y con estos pensamientos me fui durmiendo poco a poco. A la mañana
siguiente tuve un extraño despertar, pero eso, como ya sabéis, os lo conté hace
unos días aquí y ya conocéis el resultado.
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