viernes, 26 de junio de 2015

¿Más errores del whatsapp?



Hace un rato estaba yo tranquilamente tirado en mi sofá. Veía por enésima vez la película 300. No por los abdominales de los espartanos, es que me gusta la película y su colorido, tan similar al cómic original. Pero bueno, ya me desvío, como decía, veía la peli cuando unos silbiditos del whatsapp me han interrumpido.


Pausé la película y cogí el móvil para leer los mensajes, llevándome una grata sorpresa al ver el nombre del contacto que me los había escrito, pues era aquella a quien llamé Culoguay, y de quien ya hablé en este post anterior. Al abrir y ver sus mensajes, de nuevo y como aquella vez he vuelto a alucinar, pues había tres mensajes seguidos de una foto muy sensual. Los mensajes decían:


- ¡Buenas tardes!


- ¿Cómo lo llevas?


- ¿Qué te parece como voy a cenar contigo esta noche? 


Para después aparecer una foto como la siguiente:



Al ver la foto una sonrisa se dibujó en mi cara y mi entrepierna se empezó a remover. No necesito mucho para empezar a empalmarme, pero una foto cargada de sensualidad y con una mujer ofrecida como ésa, os aseguro que lo ha conseguido. Como estaba en el sofá únicamente con mi bóxer por el calor, se ha levantado una tienda de campaña bastante evidente, aunque sólo para mí claro.


A parte de la excitación que me ha producido, he pensado si sería casualidad que una persona que te envío hace un tiempo una foto erótica por error, se volviese a equivocar con tu número. Mi cerebro me decía que era poco probable, pero claro, podía ser posible… Así que mirando bien una vez más esas medias negras con ligueros, le he contestado por fin:


- ¡Buenas tardes! Y más después de verte…


- Te he de decir que me parece genial lo que te has puesto para cenar conmigo.


- Cubrir tu tanga con una falda ya queda a tu elección, porque si te atreves a ir así conmigo por la calle y al restaurante, yo también.


- Aunque creo que te has vuelto a equivocar, pues no he quedado a cenar contigo aún, pero no me importaría, pues quien haya quedado tiene una gran suerte…


- Soy aquel a quien ya le enviaste una foto de tu delicioso culo, y ahora, supongo que por error de nuevo, me has enviado tu entrepierna casi desnuda.


Después de enviar todos los mensajes, me he quedado mirando la pantalla a ver qué me contestaba. Al poquito tiempo los dos checks del whatsapp se han vuelto azules y yo me he acariciado la polla por encima del bóxer pensando en la cara que habría puesto Culoguay al leer mis mensajes. Os pongo nuestra conversación:


- ¡Vaya! Pues perdona otra vez.


- Pero sí, esta vez tampoco era para ti. Se va a convertir en costumbre…


- Pues no me importaría esa costumbre la verdad, me ha gustado lo que he visto hoy, como me gustó lo que vi la otra vez.


- Y tranquila, nada que perdonar, al contrario.


- Verás, es que no suelo usar la agenda y a veces pongo de memoria el número de mi pareja, que se parece mucho al tuyo, y ya ves, si me equivoco te llega a ti.


- Pues sí, ya veo.


- ¿Sabes? Podías enviar fotos más a menudo para equivocarte, porque a mí me ponen tus fotos…


- Calla, calla, que me pongo roja. Por suerte no sabes quién soy, que si no me da algo.


- ¡Bah! Ya será menos, que alguien que envía esas fotos debe tener una mente bastante libre y poco tímida, vamos, digo yo.


- Bueno, esas fotos son para mí pareja. Y sí, mi mente es muy abierta, pero con él, no con un desconocido claro.


- Menos mal que sólo me he equivocado dos veces, y todas las demás fotos que le he mandado no te han llegado a ti…


- ¡Vaya! ¡Qué pena! Me da rabia saber que hay más fotos y que yo no las veo. Eso no se le hace a tu admirador en la sombra.


- Ja, ja, ja. Ya te vale, en la sombra, je, je.


- Pues sí, así es. Somos anónimos desconocidos. Aunque yo guardé tu número la otra vez por si había otro error, y mira, lo ha habido…


- ¿Ah sí? ¿Y cómo me llamaste?


- Bueno, creo que mejor no te lo digo, la verdad.


- ¿Por qué? ¿Me has visto en poses atrevidas y te da reparos decirme el nombre que te inspiro?


- Vale, te lo digo. Te puse de nombre Culoguay.


- ¿Culoguay? Ja, ja, ja, ja, ja. ¡Venga ya! Si que te gustó mi culo sí, ja, ja, ja, ja.


- Pues sí, creo que te lo dije, me encantó tu culo. Y hoy me ha encantado la transparencia delantera de tu tanga, y tus piernas enfundadas en esas medias…


- ¿De verdad te gusta tanto?


- Sí, de verdad. Y mejor no te digo la reacción que se ha producido en mí al verte.


- Vale, vale, te creo, no hace falta que me lo digas…


- Pues sí, tanto que si no tuvieras pareja hasta habría dudado que fuese otro error y te habría atacado a fondo.


- Ja, ja, ja. Tranquilo bichito, que no es para tanto. Soy una mujer normal y corriente.


- ¿Bichito? Je, je. Anda que… Y de normal nada, eres muy sexy y me gusta todo lo que veo.


- Si tú me llamas Culoguay yo te puedo llamar bichito, además, no sé qué tienes guay… ¡Y no me mandes nada para verlo! Que no lo digo por eso…


- Ok. No te mando nada, pero por si me quieres guardar con nombre, aunque supongo que no, me llamo Eros.


- ¿Eros? Es un nombre muy propio para lo que te envío, je, je. Encantada Eros, yo me seguiré llamando Culoguay, y seguiré siendo una desconocida para ti, por mi bien.


- Lo entiendo. Aunque salvo tu cara ya lo conozco todo, y me encanta.


- Bueno, todo todo tampoco, no exageres. Pero sabes, me alegra que te guste, a veces una necesita algún piropo en ciertos días…


- Pues desde aquí los recibirás siempre que quieras, y porque no puedo darle un lametón a la transparencia de tu tanguita, que si no…


- ¡Eeeeeeh! Tranquilo bichito, no te embales. No creo que reciba más piropos tuyos porque espero no equivocarme más, llevaré más cuidado, o me puedo meter en líos por culpa de esto.


- No me digas, ¿es muy celoso?


- Bastante sí. En fin…, te voy a dejar ya, que tengo cosas que hacer. Me ha gustado volver a charlar contigo Eros.


- Igualmente Culoguay. Y si no te importa me guardaré esta foto junto a la otra de tu impresionante culo para admirarte y recordar nuestra charla.


- Vale, no hay problema, pero no me recuerdes sólo como Culoguay, que me gusta, je, je. Me llamo Clara, pero nunca, absolutamente nunca me escribas por favor.


- Tranquila. Respetaré tu petición, nunca te diré nada.


- Muy bien. Gracias Eros. Encantada de nuevo…


- Un placer charlar contigo y verte de nuevo Clara. Disfruta de la cena y los postres.


- Gracias. Besos.


- Gracias a ti por volverte a equivocar. Muchos besos para repartir por todo lo que he visto.


Después de mi último mensaje ya no recibí ninguno más de Clara. Imagino que como la otra vez le enviaría la foto a su pareja para ponerle caliente, como me había puesto a mí. Hasta le había puesto a ella una voz la mar de sensual, y la escuchaba en mi mente al releer la conversación de hoy, y la del otro día, que también la tenía ahí.


Me he puesto a ver las fotos también. La de la otra vez, con ese culazo que tanto me pone. La de hoy, con el tanguita transparente dejando me ver que Clara lleva el coñito depilado, sin duda que sería delicioso, de buena gana le daría un buen lametón antes de comérmelo apasionadamente, como esos labios de su boca que apenas se dejaban ver en la foto. Me estaba excitando mucho, sin duda mirar a Clara era mejor que ver los abdominales de 300…


He empezado a acariciarme la polla por encima de mi bóxer azul. La tocaba toda por encima de la tela, la base, el tronco y la punta, notando como se me iba poniendo más y más dura por mis caricias. Me he puesto a frotarla bien, de abajo a arriba y de arriba abajo sin dejar de mirar sus fotos en el móvil, que pasaba sólo de una a la otra.


Al final he decidido conectar por Bluetooth el móvil al televisor y así tener las dos manos libres. Podía ver en la pantalla pasando de una a otra la foto de su culazo y la foto de su coño delicioso enfundado. Y yo cada vez más caliente, pajeándome ya por encima de la tela, hasta que he visto que mi bóxer se manchaba ya a la altura de mi capullo.


Me he levantado y me he bajado el bóxer. Tras sacarlo lo he llevado a mi boca y he lamido la manchita. A falta del sabor del coñito de Clara tenía el mío propio, no es lo mismo pero también me gusta. Después he tirado el bóxer al sofá y viendo las fotos me he puesto a masturbarme con ganas.


Así de pie y con la polla ya horizontal he empezado a mover mi mano por toda la verga, adelante y atrás, adelante y atrás, una y otra vez, mientras con la otra mano iba acariciando mi pecho y mi abdomen. No entendía por qué me encontraba tan excitado por las fotos de Culoguay, pero así era. Las veía pasar en el televisor y me apetecía lamer y follarme la pantalla, ¡qué ganas tenía!


Seguía acariciándome la polla poniéndola cada vez más dura. Con deseo he empezado a acelerar más y más los movimientos de mi mano, desde los huevos hasta el capullo en un placentero frenesí. Notaba como mi respiración se aceleraba con los movimientos de mi mano. Y más aún cada vez que rozaba mi glande del que ya escavan algunas gotitas, lo que me estaba haciendo ya empezar a gemir. 


He sentido que mi orgasmo se acercaba ya, por lo que en un momento de lucidez me he echado para atrás para no manchar ni la pantalla ni el mueble. He seguido moviendo más la mano sobre toda mi verga, disfrutando de cada momento, y he empezado a mover a la vez las caderas adelante y atrás como si me estuviera follando de verdad a Clara, sobre todo cuando aparecía a cuatro patas. 


Tras agitar mi polla un poco más he notado cómo se acerba ya mi corrida, por lo que me he masturbado ya a toda velocidad. Y así, unos instantes después han empezado a salir mis chorros de leche caliente. Uno tras otro salían disparados hacia delante mientras yo miraba la foto que había en la pantalla, que era la de hoy, pensando en que estaba soltando mi leche sobre ese tanga transparente…


Después de soltar toda la leche que llevaba dentro, he limpiado los restos que colgaban de mi capullo. He visto el charquito que se había formado en el suelo y lo he limpiado mientras seguía viendo pasar en la pantalla sus dos fotos. 


La verdad es que me encanta esa mujer, y no sólo eso, como ya os dije en otra ocasión, cuando algo se mete en la cabeza, no paro hasta que lo consigo. Y lo que me da vueltas ya en mi mente no es otra cosa que follármela sin piedad. No sé cómo pero lo pienso conseguir.


Es cierto que no le voy a escribir yo, porque le he dado mi palabra, y eso yo lo respeto, puesto que un hombre sin palabra no merece la pena. Pero mi intuición me dice que aunque yo no le escriba, ella se volverá a equivocar, de hecho sigo teniendo la duda de si lo de hoy ha sido un error, o lo ha hecho intencionadamente. Sea como sea me alegra que haya sucedido, aunque sólo haya sido para masturbarme por ella otra vez.


Y ahora me quedaré aquí acabando de ver 300 y envidiando al hombre que va a tener el privilegio de disfrutar esta noche de la lencería y del cuerpo de Clara, deseando ser yo, y haciendo fuerza para poder ser yo en el futuro…

2 comentarios:

  1. Haces que me humedezca de deseo con cada uno de tus relatos, no tardes de uno a otro, me impaciento

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    Respuestas
    1. ¡Hola Anónima!
      Me encanta saber que la esa humedad no la produce la meteorología, sino mis relatos. Espero que siempre te siga humedeciendo, pues en estado de calentura se vive mejor, ¿no?
      Respecto a la tardanza, pues se hace lo que se puede. Hay obligaciones que me impiden escribir tanto como yo quisiera...
      Muchas gracias por tu comentario.
      Besos morbosos.
      Eros

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